Por:
Esequiel Guerrero Marte
“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como
ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras”.
2 Corintios 11:14-15. (RV 1960)Hemos copiado y hecho nuestra las culturas de otros países (Transculturación): la moda, la forma de caminar, ademanes, la manera de hablar y comportarnos con los demás (y en particular cuando tenemos la oportunidad de viajar a otros países), porque existe la tendencia de adoptar todo aquello que se considere más actualizado y más si proviene de un país cuyo progreso o desarrollo sea mayor. Usamos ornamentas y accesorios que ni siquiera entendemos ni sabemos cuáles son sus orígenes y significados, pero los usamos, porque nos gusta y fue el último grito de la moda, aunque nos veamos feos o extravagantes. Por esta razón, nuestras fronteras han estado abiertas para recibir cualquier propaganda, que se mezcla automáticamente en nuestro argot popular, sin importar si existe algún misterio oculto que nos enrede y someta nuestra voluntad, como lo hace la araña con la mosca que atrapa.
Esto nos sucede porque somos curiosos. Es algo innato. Desde que nacemos, queremos conocer el ambiente, el entorno, el enigma y mientras más profundo, mejor. Nos encanta y nos atraen los retos, nos hechiza hacer cosas que nos lleven al límite y esos deseos desmedidos de “escarbar” son utilizados inteligentemente por alguien que nos acecha, para lograr concretar sus planes en contra nuestra. Lo oculto es más atrayente que lo que está a la luz. Lo prohibido es más atractivo que lo permitido.
Una de las fiestas que ha tenido gran trascendencia en todo el mundo, son las de Halloween. En el mes de octubre se ven comerciales en todos los medios de comunicación. Las películas de terror se anuncian por doquier. Hay un canal en la televisión por cable que, durante todo el mes de octubre, ofrecerá carteleras de películas de terror y muchos las disfrutan. Los centros comerciales engalanan sus vitrales y pasillos con máscaras horripilantes y trajes de figuras fantasmagóricas. Los padres les compran a sus niños estos atuendos y los pintan como vampiros y brujas, festejando este famoso día que a todos los tiene fascinados.
Pero, en realidad, ¿Qué son las fiestas de Halloween? ¿Dónde se originó? Esta práctica comenzó en el año 300 antes de Cristo por los Celtas, personas que se alojaron en la Europa occidental. Había un pequeño grupo de sacerdotes paganos denominados Druidas, quienes tenían el control de los cultos y costumbres del pueblo. Ellos adoraban al dios de la muerte Samhaim. Cada 31 de octubre, ellos celebraban la víspera del año nuevo céltico, en honor a su dios Samhain.
Estas festividades duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los muertos», que daban inicio al año nuevo celta. En esta fiesta, los druidas a manera de médiums, buscaban comunicarse con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad. Los Druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Por eso iban de casa en casa exigiendo alimentos y en algunos casos niños y vírgenes para ofrenda a su dios Samhain en el festival de la muerte. Si se los daban se hacía un trato (treat) y se iban en paz. Si la gente de la aldea no daba a los druidas el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa entera y según ella, alguien de esa familia moriría ese año. Esa era la treta (trick). Por eso hoy, los niños se disfrazan y van de casa en casa gritando “Trick or treat” (“Trato o treta”).
Los druidas utilizaban un nabo, que lo ahuecaban y dentro colocaban velas para iluminar el camino mientras iban de noche por las casas los 31 de octubre. Pero al llegar esta práctica a los Estados Unidos entre los siglos XVIII y XIX, los auspiciadores de este evento se dieron cuenta que los nabos no eran tan grandes y lo sustituyeron por calabazas. Hoy se ven las famosas calabazas con la figura escalofriante de un ser amenazante, que busca lograr sus propósitos a través de amenazas y castigos a los pobres mortales.
Los druidas en el 300 antes de Cristo, fueron los primeros satanistas que se establecieron en Inglaterra y otros lugares. Implementaron estos rituales para adorar y sacrificar seres humanos al dios Samhain o “dios de la muerte” y la Biblia dice claramente que aquel que tiene el dominio en este imperio de demonios destinados a matar a la raza humana, es Satanás (Hebreos 2:14). Rebecca Brown en su libro “Él vino a libertar a los cautivos”, narra que los druidas escribieron libros de ritos satánicos y muchos de ellos están guardados celosamente por estas sectas.
La fiesta de Halloween, es decir “el festival de Samhain”, todavía es hoy celebrado oficialmente por los satanistas, ocultistas, y adoradores del diablo como la víspera del año nuevo de la brujería. Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y sacerdote alto de la iglesia de Satán, dice que hay tres días sumamente importantes para todo satanista y el día más importante de todos es HALLOWEEN. La iglesia satánica asume como suya esta fiesta. No es casualidad que muchos niños mueren en estas fiestas. Se ha conocido, a través de las noticias internacionales, que en los Estados Unidos ha habido muertes de niños por consumir golosinas envenenadas. Otros murieron por metales colocados dentro de los dulces. Hasta pedazos de objetos cortantes se han encontrado en ellos, cuyo fin es matar a los ingenuos niños que se dedican a recolectar golosinas de casa en casa.
Pero, a pesar de todas estas cosas, este rito se extiende como pólvora en todo el mundo como una fiesta inofensiva. Pero no lo es. Es una treta bien elaborada para engañar, para destruir, para matar a aquellos que participan de ella. Por lo que, deben reconocer que esto no les conviene, porque están (aquel o aquellos que participa en estas prácticas) involucrando consciente o inconscientemente, a todos los que componen su familia.
El libro de Oseas, en su capítulo 4 verso 6, dice lo siguiente: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. A Satanás le gusta mantener las mentes en blanco, que la gente viva como títeres, como momias, como zombis, que no puedan pensar libremente. Eso los hace desconocedores de aquellas cosas que les permita vivir en libertad. La esclavitud mental es el arma que nuestro enemigo utiliza, para que aquellos que están atrapados sigan caminando con los ojos abiertos pero sin darse cuenta hacia donde se dirigen. Luego, cuando sólo falta un paso para caer al precipicio, les abre los ojos para que vean con horror lo que le espera.
Nosotros los cristianos debemos orar para que los poderes del enemigo no tengan poder sobre las gentes ingenuas durante esta actividad dedicada al diablo y sus demonios. Oremos reprendiendo todo principado, toda maldad que se prepara para destruir. Oremos para que nada les ocurra a nuestros niños, a nuestros jóvenes ni a nadie de nuestra familia. Oremos pidiendo la cobertura de Dios para nuestro pueblo, para nuestra nación. Nosotros los cristianos somos los que debemos colocarnos en la brecha, para clamar por las naciones, para que sean liberadas de la opresión maligna y sean encaminadas al conocimiento de la verdad, que es Jesucristo, el Hijo de Dios. Satanás se disfraza como ángel de luz. Nuestro deber es reconocerle y echarlo de nuestros contornos.
Ministerio Esequiel y Meralda Guerrero
Osvaldo Bazil No. 41, Pueblo Nuevo
San Cristobal, Rep. Dominicana
