Permíteme informarte que sí es posible escuchar la voz de Dios y mantener esa conexión con el Espíritu Santo, todo depende de tu actitud y de tres requisitos: Dale a Dios el lugar prominente en tu vida, cultiva una relación diaria con él y obedece su Palabra.
El
mayor anhelo del Señor es tener una relación personal y perdurable con cada uno
de sus hijos. Si tienes el mismo deseo evita la interferencia con el receptor:
Baja el volumen al ruido exterior (radio, tv, internet, celulares) acalla otras
voces (chismes, rumores, noticias) y aquieta el flujo de pensamientos que
circulan libremente por tu mente (deudas, temores, dudas, obligaciones, planes…)
Sintoniza tus oídos a lo espiritual sólo así escucharás con claridad “el
silbo apacible y delicado del Señor”.
(1Reyes.19-12)
Nuestro
Padre desea orientarnos en cada decisión, desde la más sencilla como escoger una
lata de garbanzos hasta las más trascendentales como establecer una relación
sentimental, aceptar o rechazar una oferta de trabajo o ir a vivir a otro
país.
La voz de Dios llega para exhortar, impartir sabiduría, trae sanidad, liberación y éxito a nuestras vidas. Si la oyes y obedeces serás ascendido a otro nivel: “Si quisieres y oyereis, comeréis el bien de la tierra.” Dice el Señor. (Isaías.1:19).
La voz de Dios llega para exhortar, impartir sabiduría, trae sanidad, liberación y éxito a nuestras vidas. Si la oyes y obedeces serás ascendido a otro nivel: “Si quisieres y oyereis, comeréis el bien de la tierra.” Dice el Señor. (Isaías.1:19).
La
biblia describe el diálogo de Dios con hombres y mujeres iguales a ti y a mí,
ellos no tenían nada de extraordinario, lo único que marcó la diferencia e hizo
posible su comunicación con Dios fue que lo amaron profundamente, se alejaron
del bullicio, del qué dirán los demás, rompieron con las ataduras del mundo, con
la opresión interior como el orgullo y el resentimiento. Demostraron temor a
Dios al respetar su omnipresencia (lo obedecieron en público y en
privado).
Jesús
nuestro ejemplo perfecto, cuando necesitaba hablar con su Padre se apartaba y en
el silencio escuchaba su voz, las instrucciones y la respuesta a su clamor. “Tú cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta
y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te
recompensará en público”. (Mateo. 6:6).
Dios habla
principalmente a través de las Santas Escrituras, el hábito de leer, escuchar y
meditar su Palabra hace posible que la orientación y revelación divina llegue a
nuestras vidas. También habla al pensamiento, a la conciencia, lo hace por medio
de sueños o visiones, por profecías, por palabras de ciencia y sabiduría. Cuando
oras, alabas y adoras a Dios recibes sus mensajes celestiales: Un fax de lo
alto, un pin del cielo o un email del Creador. Llegan ideas inéditas a tu mente,
instrucciones para tomar sabias decisiones, Dios puede ser tu compañero favorito
de mensajería porque escrito está:
“Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que
tu no conoces.” (Jeremías 33:3).